- ¿Cómo recordas la noche que Gustavo sufrió el ACV, en Venezuela?- Habíamos tenido un show excelente. Después, nos fuimos a camarines, nos cambiamos, cenamos y recibimos visitas. Todo en el transcurso de una hora y media. Como era el último show de esa etapa de la gira, nos sacamos una foto con el equipo. Gustavo estaba como con cara de cansado. Después, él volvió al camarín y se quedó solo. Al rato, tuvo una isquemia. Perdió el control sobre la mano y el brazo, y fue socorrido por alguien del equipo.
- ¿Estabas al tanto de lo que le sucedía?
- En los pasillos, encontré un movimiento muy raro. (Adrián) Taverna me miró con una cara de que algo malo había pasado. Llegaron los paramédicos y le controlaron la presión… La camilla se lo llevó consciente, y crucé miradas con él.
- ¿Cuál fue la primera reacción?
- De desazón… Todos se fueron a la clínica. Yo me quedé con (Fernando) Nalé y Gonzalo (Córdoba) esperando noticias. Nos sentimos desamparados.
- ¿imaginaste que le podría pasar algo así?
- No, de ninguna manera. Fue muy inesperado. Lo que veía era que Gus no se estaba cuidando lo suficiente, pero nunca hubiera previsto algo así. Noté que él no tenía suficiente descanso. Consideré que esto fue desencadenado por una situación de estrés.
- ¿No sentiste un estado de vulnerabilidad?
- No me sentí vulnerable, pero enseguida hice una reflexión más bien universal: “¡No somos nada! ¡Que frágiles que somos!” Lo que le ocurrió a Gustavo le podría haber pasado a cualquiera. Fue una desgracia.
- La situación clínica aún es delicada y, por las características del daño cerebral, tendrá secuelas importantes. ¿Estás preparado para encontrarte con un Gustavo diferente?
- Nadie está preparado para estas cosas. El amor que le tenemos es muy grande. Por lo tanto, vamos a saber cómo estar cerca, porque hay un amor que traspasa cualquier barrera. Pero sí, va a ser duro.
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