"El libro sin nombre", historia nacida en internet y que deja a su autor en el anonimato, busca entusiasmar a los lectores llevando a la realidad las máximas de la historia, en la que todos los que leen un libro sin título terminan muertos.
''El libro sin nombre'' es un thriller en el que los elementos fantásticos y realistas se mezclan sin ningún complejo.
SANTIAGO.- El punto de partida es éste: Crímenes tan sangrientos como puedan imaginarse vinculan a un pueblo decadente con una orden de monjes, un bar de bajos —digamos, bajísimos— fondos, una piedra superpoderosa y una andanada de criminales de la peor calaña llamados Kid Bourbon, el Jefe y la Comadreja.
Los encargados de promover esta historia no se andan con chicas: Dicen que es una mezcla entre "El Código da Vinci" y algún relato de Tarantino. Algo de razón tienen. La novela entrega cuotas de intriga religiosa, crímenes con mucha alevosía y culpables escurridizos, aunque con un estilo de narración que la inscribe en la literatura juvenil, tanto como la aleja de esos "best sellers".
Los crímenes continúan multiplicándose, y la intriga crece a medida que los giros se suceden, hasta que avanzada la novela —bien avanzada, ya en la página 141— se produce uno que marca un vuelco mayor: Dos detectives, hurgando en pistas sobre los asesinatos, descubren que todas las víctimas han pedido un mismo libro en la biblioteca del pueblo de Santa Mondega. El problema es que el ejemplar no tiene nombre, y como autor figura simplemente la seña "Anón." (anónimo).
Es entonces cuando la historia se come a la novela, la ficción a la realidad, y el márketing entra a hacer su trabajo. Porque el libro que contiene este relato también tiene autor anónimo, e igualmente carece de título, aunque, en rigor, sí tiene uno: "El libro sin nombre" (Ediciones B, $11.000).
De ese modo debe ser pedida en librerías esta novela, que intenta impregnarse de su historia hasta el extremo de trasladar a la realidad una curiosa petición: "Hagas lo que hagas, ¡no leas este libro!", porque el que lo hace "acaba muerto".
Suena a estrategia de mercadeo puro y duro, y en verdad lo es, aunque se supone que este verso tiene algo de anclaje en la realidad: Desde luego, nadie morirá por leer la novela, pero su autor sí ha preferido mantener el anonimato.
El hallazgo de la historia por parte del mundo editorial, se produjo mientras ella circulaba con éxito en internet, donde fue publicada por su autor a través del sitio británico lulu.com. El revuelo que se armó llamó la atención de la editorial Michael O'Mara Books, que decidió llevar "El libro sin nombre" a las tiendas, tras tratar con un escritor que, según dicen, nunca ha revelado su identidad, y sólo trataría con sus editores vía e-mail y a través de representantes.
El éxito de la historia incluso estaría tentando a algunos productores cinematográficos para llevar el relato a la pantalla grande, lo que adquiere más sentido tras leer los momentos previos al hallazgo del libro mortal en la novela. En ese pasaje, el detective Jensen introduce la noticia a su compañero Sommers preguntándole por la cinta de terror "El aro", en la que todos los que veían un misterioso video terminaban muertos.
Al parecer, la literatura y el fútbol también pueden tener algo en común: En ambos casos, la máxima de "equipo que gana, repite" puede dar resultados.
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